Muérete de envidia Mayumaná

Hay gente que le da por hacer cosas raras, pero eso no es lo peor. De verdad que no lo es. Lo peor es la gente que le da por aplaudir a los que hacen cosas raras. Eso sí que no lo entiendo, porque ellos, los que hacen cosas raras, los pobrecitos, está claro que muy bien de la cabeza no están. Pero encima vas tú y les animas… la culpa al final es tuya.

Cosas raras podemos ver todos los días, pero yo hoy hablo de las cosas raras gratuitas y porque sí. Pongamos un ejemplo. El otro día vi a unos chicos que estaban en la televisión haciendo música con verduras. Toma ya. Las verduras dicen que son muy buenas, pero chicos, para hacer música no. Aquello sonaba como un gato atropellado. Y diréis… hombre tiene mucho mérito, la flauta era una zanahoria… pero ¿no se trataba de tocar música? pues coge una flauta normal y cúrrate un poco la interpretación. Vamos que eso de complicarse la vida porque sí no lo veo.

Me suena a eso de más difícil todavía… que eso si lo ves en el circo pase, pero en la vida real no lo entiendo. Es como las mujeres que tratan de meterse en una talla menos, los hombres que invitan a su novia al fútbol, los políticos que van a programas de la tele, los perros que les da por mear haciendo el pino, los equipos que sólo quieren jugar con gente de su tierra, las canciones que quieren durar algo más que un verano… son ganas de complicarse, de buscar los difícil, de querer vivir más allá del sofá.

En cierto modo la culpa de todo la tiene Mayumaná. Cuatro cubos de basura y hala, a girar por todo el mundo. Y claro salen competidores e imitadores, pero vamos, el día que alguien descubra el talento sobrenatural que tienen para hacer ruido los obreros de al lado de mi casa… esos se forran fijo.