Lunes de aguas

por Fer Población

Todos los años desde que vivo en Madrid se pasa lo mismo. Llega el lunes de aguas y mi charrismo (para los poco iniciados aclarar que charro es el nombre que se les da a los salmantinos) siempre presente, se dispara. No lo puedo evitar. Y es que el lunes de aguas es de esos días que esperabas a lo largo de los otros 364 restantes. Días especiales, divertidos, para compartir con los amigos. Todo alrededor del auténtico protagonista de la fiesta: el hornazo.

Seguro que todos sabéis de lo que se trata, pero por si acaso os lo explico, porque Fer enseña y divierte. El hornazo es una empanada típica de Salamanca que se rellena de lomo, jamón, chorizo y huevo. Como dice mi primo Jose (antes Josina), una de esas cosas ligerita que se toman en Salamanca.

Eso resucita a un muerto, da alegría, quita las penas, une a los amigos… ¿kalise para todos? anda ya Iniesta… ¡Hornazo para todos! El hornazo debería estar subvencionado por la Seguridad Social (que a veces peca de in, no por ir a la moda… si no por ser insegura). El hornazo debería ser patrimonio de la humanidad.

Siempre recordaré la frase… «Yel toro dijo al morir: siento dejar este mundo sin probar pipas facundo». Tengo una nueva y mejorada… «Yo no quiero ser coñazo, pero tienes que probar el hornazo».

Si es que con poquito soy feliz. Hornazo, cervecitas y amigos. Plan perfecto.